Estadísticas de la usurpación de la identidad

El uso de internet y la digitalización en Europa están creciendo

En 2019, el 76 % de los europeos utilizaba internet a diario por término medio, según la encuesta Actitud de los europeos hacia la ciberseguridad.

En 2015, el mismo concepto registraba una cifra del 65 %, lo que significa que en cuatro años se ha producido un aumento de 11 puntos porcentuales. Sin embargo, hay que recordar que la media difiere enormemente de un país a otro.

En Suecia, la media es del 95 %, en comparación con Rumanía, donde la media es del 61 %. A pesar de que la digitalización de la sociedad ha ido más rápida en algunos países que en otros, todos los países pueden prever una digitalización cada vez mayor. No hay ningún motivo para asumir que se ralentizará.

A medida que la digitalización se expande, también lo hace la ciberdelincuencia

En su conjunto, la digitalización es principalmente positiva, pero, por desgracia, también tiene sus inconvenientes. Tal y como se concluyó en la encuesta «Encuesta sobre estafas y fraude» llevada a cabo por la Comisión Europea, el uso frecuente de internet es el indicador más importante para experimentar una estafa o fraude.

Aumento de los riesgos

Según el estudio, el riesgo aumenta hasta nada menos que 25 puntos porcentuales si utiliza internet al menos una vez a la semana (en comparación con si apenas utiliza internet). Esto también se refleja en el hecho de que las personas que viven en la más digitalizada Europa Occidental tienen más probabilidades de ser objeto de estafas o fraudes que las personas que viven en la menos digitalizada Europa del Este.

Violaciones: el principal aspecto que propicia la ciberdelincuencia

Las violaciones de datos en las que se roba información personal de la gente se producen prácticamente a diario y son uno de los principales aspectos que propician la ciberdelincuencia sobre los particulares.

Tan solo en 2019, se expusieron 4100 millones de registros a escala internacional y se produjo un aumento del 54 % del número de violaciones reportadas, según el informe «ENISA Threat Landscape 2020 - Identity Theft» (Panorama de amenazas según ENISA 2020 - Usurpación de la identidad). Una vez robados, se comercializa con los datos personales, se venden y a menudo se les da un uso indebido con intenciones delictivas y maliciosas. En los dos puestos más altos del podio de tipos de datos perdidos en 2019 estaban los correos electrónicos y las contraseñas, según indicaba ese mismo informe.


Además de eso, hay que considerar todos los datos que ya están en circulación en las áreas oscuras de internet, incluida la notoria web oscura (una parte encriptada de internet en la que tiene lugar el comercio ilegal de distintos tipos, por ejemplo, los datos personales de las personas).

En general, a la gente le preocupa ser víctima de esto

Según la encuesta global Resultados globales del informe sobre perspectivas de ciberseguridad de 2019, más de la mitad de los encuestados habían experimentado un ciberdelito, mientras que uno de cada tres había sido víctima de uno en los últimos 12 meses.

Con tantas personas expuestas a la ciberdelincuencia, no nos sorprende que, en general, la gente esté preocupada. Por término medio, el 76 % de los ciudadanos europeos cree que el riesgo de ser víctima de la ciberdelincuencia va en aumento. En países como Suecia y Finlandia, las cifras suben hasta el 91 %. Si echamos un vistazo a algunos de los delitos que más teme el ciudadano europeo medio, el fraude con las tarjetas bancarias ocupa el primer lugar en el podio con el 67 %, seguido en el segundo puesto por la usurpación de la identidad y el malware (software malicioso), con un 66 %.

La ciberdelincuencia y las víctimas

En la encuesta de la Comisión Europea sobre estafas y fraude experimentado por los consumidores, nada menos que el 79 % respondió que habían sufrido emocionalmente tras ser víctimas de una estafa o fraude en internet. Los sentimientos que indicaban los encuestados iban desde estrés e irritación a indignación y vergüenza.

El 24 % había sufrido económicamente y el 6 % afirmaba incluso que habían sufrido físicamente. A pesar de que el sufrimiento económico y emocional es en lo que se tiende a pensar cuando hablamos de las víctimas de la ciberdelincuencia, muchos olvidan el aspecto temporal de resolver el problema. En la encuesta global Resultados globales del informe sobre perspectivas de ciberseguridad de 2019, se estimó que la gente pasaba 5,8 horas de media resolviendo las consecuencias de la usurpación de la identidad y otros ciberdelitos.

Otro aspecto que no debería olvidarse es el aspecto reputacional. Que nuestras fotografías privadas se publiquen en internet contra nuestra voluntad es un ejemplo típico de esto; ser la víctima de alguien que se hace pasar por nosotros en las redes sociales es otro. El aspecto reputacional resulta más difícil de calcular; probablemente por eso no parece haber ninguna encuesta que abarque este aspecto. Aunque podríamos asumir que algunos de los que conformaban ese 79 % que habían respondido que habían sufrido emocionalmente en la encuesta que hemos mencionado antes (Encuesta sobre estafas y fraude experimentados por los consumidores), habían sufrido pérdida de la reputación de algún modo.

Proportion who suffered from the scams and/or fraud experienced...

Por desgracia, las personas no son muy duchas a la hora de protegerse a sí mismas contra la ciberdelincuencia

Aunque, en general, a las personas les preocupa la creciente amenaza de la ciberseguridad, son bastante malas a la hora de protegerse a sí mismas. En la encuesta sobre la actitud de los europeos hacia la ciberseguridad, de media en la UE el 42 % afirmaba que no abría correos electrónicos de personas que no conocían. Esta cifra es la misma a la hora de tener instalado un antivirus.

Estas cifras son, de hecho, bastante buenas, pero cuando empezamos a mirar las cifras de las medidas de seguridad que están más directamente relacionadas con la usurpación de la identidad, podemos ver un patrón perturbador: tan solo el 30 % estaría menos dispuesto a introducir información personal en sitios web y solo el 32 % utiliza sitios web que conoce y en los que confía. La gestión de las contraseñas es aún peor: tan solo el 29 % afirma que utilizan distintas contraseñas para distintos sitios y solo el 26 % utiliza una contraseña más compleja que antes. Y lo que es peor todavía: solo el 21 % cambia regularmente las contraseñas y un ínfimo 7 % afirma utilizar un gestor de contraseñas.

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